De todo aquello que acumulamos a lo largo de los años, los libros resultan especialmente difíciles de controlar.
Los libros mantienen un cierto romanticismo asociado a ellos, lo que hace que nos sea tan difícil deshacernos de ellos. La realidad es que muchos acabamos con montones de ellos, llenos de polvo y apilados unos sobre otros.
Esas estanterías repletas de libros y grandes enciclopedias han pasado a la historia con la era digital, pero algunos nos resistimos a olvidar el libro de papel.
No hay nada como ver nuestros libros de arte, diseño, arquitectura y las grandes novelas de nuestra vida para recuperar el placer de acomodarlos, con arte, en nuestra cabeza y en nuestra biblioteca.
Nuestro reto decorativo es mantener los libros ordenados de forma estética y armónica en nuestra casa.
Vamos a intentar dar las claves para que podáis hacerlo.
El escritor francés George Perec proponía que nuestra biblioteca casera, no tuviera más de 361 libros, en realidad era la máxima capacidad de su librería, con este criterio podemos crear el Top 361 de nuestros libros y no pasar de ahí.
Para organizar nuestra librería hay tantos métodos como propietarios: por estilo, tema, género, idioma….
El entorno de la habitación condicionará la colocación de los libros. En un ambiente clásico la librería debe estar perfectamente ordenada, mientras que en un ambiente más bohemio podemos permitirnos un cierto desorden.
Donar los libros que no usamos a escuelas o bibliotecas públicas permite la reutilización de los mismos sin sufrir mala conciencia.
Mi apuesta para organizar una librería es, evidentemente, la decorativa.
A veces organizar nuestras cosas puede servir como una auténtica catarsis. Una pila de libros amontonados no ayuda la estabilidad mental de nadie.
El primer paso (imprescindible) es vaciar la librería, limpiarla a fondo y organizar los libros por grupos.
Agrupamos los libros por tamaños y por color.
Aparte, organizamos las piezas de decoración y fotografías que queramos colocar en nuestras librerías.
El momento es idóneo para descartar todo lo que no queramos volver a colocar.
Empezamos a ordenar, buff…
Buscamos el color que domine en nuestra colección de libros, blanco, negro, gris (eliminar la portada de papel siempre).
Imaginemos una librería con tres baldas.
Agrupamos seis o siete libros de tamaño mediano en el estante superior a la izquierda. Otros tantos, similares en tamaño y color, en el centro del estante central. Los libros grandes en los estantes inferiores, a la derecha.
Hemos creado una diagonal que nos servirá de referencia para colocar el resto.
Seleccionamos otro color y rellenamos los huecos que hemos dejado, repitiendo el proceso hasta que tengamos llenos al menos dos tercios de la librería.
En el espacio que nos queda vacío colocaremos libros en horizontal, sobre los que podremos colocar alguno de los objetos decorativos que tengamos para nuestra librería.
La composición con dos librerías simétricas es una de las que más me gusta para cuartos de televisión o salones no demasiado grandes, ya que reparten el «peso» óptico de los libros.
Hay que tener cuidado de que los objetos no sean excesivamente grandes; debemos dejar espacios vacíos para que la librería «respire» y no de sensación de agobio.
Ordenar por colores da un divertido toque a nuestra colección de libros. Mi recomendación es descartar los que no tengan mucho valor o interés. Otra buena opción es forrarlos de colores o estampados diferentes.
El que se lo pueda permitir que los mande encuadernar. Siento debilidad por una biblioteca encuadernada en piel y letras grabadas en oro.
Personalmente creo que cualquier espacio es válido para exponer nuestros libros, pero mi opción preferida es el comedor/biblioteca; aunque me gustan en todas partes, creo que le dan una personalidad a la casa que no tienen las casas sin libros.
Para crear nuestras librerías tenemos montones de opciones, desde el tablero y los bloques de hormigón de nuestra época de estudiantes, a las magníficas boiseries clásicas o de diseño.
Desde la más cara a la más económica todas son válidas y su valor lo ponen los libros que acogen en sus baldas.
Se pueden hacer muy buenas composiciones con muebles low cost, siempre que pongamos cuidado en la composición.
Un gran recurso para resaltar una librería, es pintar su interior en un color oscuro, dejando las molduras en colores mas claros.
Tengo especial predilección por este modelo de Ikea, que he utilizado en mi trabajo, de múltiples formas, con fondos lisos, fondos de papel pintado, pintando el interior…
Recordad que los libros requieren cuidados, pues la humedad, la luz y los insectos son sus peores enemigos.
¡Y ahora, a vaciar y ordenar vuestros libros!
Hasta el prox-post.