Los cuartos de niños, para un decorador, son las habitaciones de una casa en las que la creatividad puede desbordarse, creando espacios mágicos que estimulen y hagan crecer a los pequeños moradores de la casa.
Recordar nuestra infancia, los cuentos de hadas y dragones, ese universo maravilloso en el que creíamos estar protegidos de cualquier cosa mala que pasara en el exterior.
Este espíritu es el que procuro crear en los cuartos de niños que decoro para mis pequeños clientes, es muy importante hablar con ellos y ver cuáles son sus preferencias, sus colores favoritos y que cosas son las que realmente pueden estimular su imaginación.
Decorar la habitación de un niño siempre es un desafío, los niños crecen tan rápido que es muy difícil saber lo que les va a gustar o necesitar el próximo año.
Los niños pasan la mayor parte de su tiempo en casa en su propia habitación, por eso es esencial que sea cómoda y agradable.
Cuanto más pequeño sea el cuarto más imaginación tendremos que ponerle a la organización para que los críos dispongan de espacio libre para moverse por ella; la cama al lado de la pared o literas si la habitación es compartida, un escritorio al lado de la ventana y cajoneras o armarios suficientes para que no sea un caos en el que no hay sitio para guardar sus cosas.
Vivimos en un mundo el que literalmente podemos comprar de todo, incluidas cosas que en nuestra infancia hubieran sido ciencia ficción, pero que nuestros niños del siglo XXI siguen necesitando para realizarse de su imaginación. Con el único fin de hacerles soñar y divertirse hay que darles un espacio que les permita soñar.
La habitación de los niños debe ser un lugar donde les guste estar solos, sentirse seguros y libres de crear y vivir sus propias historias. Es evidente que les gustará recrear esas historias y vivirlas a través de la decoración de su habitación.
Es importante que dotemos a estos espacios de elementos para «crear «y desarrollar su imaginación: desde grandes pizarras a conjuntos de juegos creativos, libros y sobre todo intentar que su pequeño mundo no se reduzca a una pantalla sea del tipo que sea. Una habitación con literas puede convertirse en una fortaleza o en un refugio, además de permitir que su espacio sea compartido por hermanos o por amigos.
El grito más repetido por la mayoría de los padres es: «¡ordena tu cuarto!». Así que una de las decisiones más importante que tomar es facilitarles la limpieza y organización de sus habitaciones. Lo primero que debemos hacer es ponernos a la altura de su punto de mira. No es lo mismo lo que vemos nosotros con nuestra estatura que lo que ve un chaval de un metro de alto, los muebles, cajoneras… que usamos los adultos no sirven igual para los niños, los cajones, las puertas plegables, las varillas de los armarios no están hechas para sus pequeñas manos.
Para organizar bien estas habitaciones, las soluciones deben adaptarse a la edad del niño y sobre todo enséñele habilidades de organización y métodos de mantenimiento. Educarles es responsabilidad nuestra. Hay que hacerlo como una forma de aprendizaje más pero poniendo el foco en el niño. También será clave enseñarles a deshacerse de lo que no sirve o esté roto, no fomentando el síndrome de Diógenes desde tan corta edad.
La iluminación es un factor clave para una buena terminación de la habitación. Las luces indirectas y focales a zonas concretas son la mejor opción. En los dormitorios, en general, es muy aconsejable reducir el uso de luces de techo, y cuando lo hagamos siempre es mejor usar pantallas que actúen de filtro.
Los pavimentos y revestimientos también son muy importantes en el resultado. El parquet es una de las mejores alternativas, ya que mantiene el cuarto cálido y la gran variedad de acabados nos permite elegir el que más se adecue a nuestra decoración. Su mayor inconveniente es el mantenimiento; si tenemos niños muy «guerreros» es mejor optar por suelos laminados mucho más fáciles de mantener.
En las paredes los papeles pintados y grecas son una buena ayuda para que la habitación crezca con la edad de los chavales, normalmente sus dibujos y patrones se asocian con la edad. Estos elementos se puedes sustituir con una cierta facilidad, permitiendo dar un aire nuevo a sus cuartos.
Para los más pequeños asociamos el mundo de los cuentos de hadas, las flores y los animales con los que están en contacto. Pintar el techo con estrellas o una representación del cielo nocturno es seguro que nos lo agradecerán.
Cuando abandonan su primera infancia podemos dar paso a las pinturas de látex, jugando con varios tonos en función de las preferencias de los niños. Es tiempo para arriesgar y dejarles crear su propio espacio. Mi consejo es intentar reconducirlos por tonos no demasiado agresivos y que guarden un equilibrio entre ellos.
Para adolescentes las rayas verticales son una buena opción, pintadas o en papel, ya que crean la ilusión óptica de un espacio más grande y más alto.
Y ahora todos a «jugar». Es un momento mágico que si lo compartes con tus hijos lo recordarás siempre.
Hasta el prox-post y ya sabéis donde encontrarnos.