El cine es un gran referente de estilo e interiorismo, sobre todo cuando la ambientación está bien hecha deja un buen sabor de boca y ganas de ver con más detenimiento los espacios creados para esa película.
Grand Hotel Budapest es una magnífica película que el próximo domingo 22 compite a un gran número de Oscar de Hollywood y es el ejemplo más reciente , junto al Gran Gastby, de un trabajo de interiorismo realmente mágico.
Esta comedia cuenta la historia de un concierge de hotel que lucha por la herencia de una cliente/amante con el fondo de una Europa de entreguerras.
En ella hay un gran despliegue de referencias y detalles decorativos que marcaron una época y que hoy siguen siendo exquisitos.
Tanto en los decorados reales, las maquetas, el vestuario e incluso las preciosas cajas de la pastelería Mendl’s se han cuidado hasta límites sorprendentes hasta el equipaje fue diseñado por Prada y ha formado parte de sus escaparates al poco de la presentación de la película.
Adam Stockhausen fue el diseñador de producción y Anna Pinnock la decoradora, nada permanece fuera del foco del director de la pelicula y su jefe de producción.
De las postales Photocrom de los años 20 y 30 proveyeron multitud de ideas para los interiores de esta película, en esa época eran muy habituales los hoteles en la cima de las montañas, los funiculares y los trenes de montaña y en ellos se inspiraron para crear el Grand Hotel Budapest.
La influencia más reconocible se toma del Grand Hotel Pupp de la ciudad checa de Karlove Vary y el Hotel Adlon de Berlín aunque fue rodada en su mayor parte en la Alemania oriental muy cerca de Polonia.
Como ningún hotel real podía satisfacer la imaginación del director, Wes Anderson, se creó una maqueta de un hotel en rosa increíble.
Los interiores se crearon en unos antiguos almacenes a punto de ser derruidos, el centro comercial Görlitzer Warenhaus, 1913, de estilo Art Nouveau que después de la película se han rehabilitado y están a punto de ser inaugurados.
Su magnífica cúpula de cristal y los apliques de los pasillos son los originales el resto fue redecorado siguiendo el estilo Jugendstil, esto es el Art Nouveau alemán, que aunque de formas florales y sinuosas es menos exagerado que el francés o el catalán.
El Art decó de aparición algo posterior también convive en la película sobre todo las escenas de espacios simétricos muy del gusto decó.
El diseño está perfectamente estructurado de tal manera que en cada escena se juega con una paleta de color muy axiomática en la que desde el decorado, el vestuario e incluso los tonos de la piel encajan armónicamente creando un todo muy impactante.
Los rojos, rosas y morados más suntuosos de la primera parte de la película va dando paso a esquemas de color más abstractos recibiendo en ambos casos la influencia de las artes aplicadas japonesas.
Las columnas, las escaleras y la enorme lámpara de araña son originales del espacio donde de la época así como la piscina del hotel que era una antigua casa de baños.
La película es una auténtica proeza visual llena de detalles increíbles por los que merece la pena no perdérsela y espero que este breve post os sirva para valorar el magnífico trabajo de decoración realizado.
Hasta el prox-post