Los interiores de estilo rústico gozan de una gran cantidad de seguidores, seguramente gracias a su asociación con la naturaleza, con lo auténtico y sobre todo con el estereotipo de «calor de hogar».
Puede ser una moda o algo más arraigado en el gusto popular, pero bien es verdad que cada vez gana más adeptos. Nos traslada a nuestros orígenes y a tiempos de una placidez que raramente encontramos los que vivimos en una ciudad.
Blanco puro, muebles de madera lavada o patinada en blanco, beige o gris aderezados por algún elemento decorativo mas llamativo, personalmente me encantan las viejas arañas conseguidas en mercadillos, los ramos de flores silvestres… y poco más necesitamos para conseguir esta mágica decoración.
MI CONSEJO: Perderos por los mercadillos de viejo de vuestras ciudades, el rastro en Madrid, los chamarileros, almonedas, y como no, para los más «valientes» la noche en que retiran los servicios de limpieza de cada ciudad, los muebles que tiran sus vecinos. Después una buena dosis de paciencia y la exclusividad de vuestros muebles está garantizada.
Quiero enseñaros diferentes ejemplos de como con elementos muy simples, casi todos reciclados y una buena dosis de imaginación podemos conseguir espacios inspirados, elegantes y llenos de una sofisticada ingenuidad.
Una gran mesa de tablones, patinados en blanco y envejecidos, unas sillas de madera natural y enea , suelo de madera cruda y una araña con caireles de cristal es suficiente para invitarnos a compartir mesa y tertulia. A destacar la alacena del fondo creada con viejas puertas y tablones.
Otro ejemplo es este dormitorio realizado exclusivamente con muebles reciclados, un cabecero patinado en gris, almohadones bordados y ropa de cama de Ikea consiguen un acogedor aspecto en esta habitación de una casa rural en Bizkaia. Doy fé, porque colaboré con su propietario en la decoración de esta casa, que todos los muebles son procedente de derribos, mercadillos y cambalaches con los vecinos de la zona.
Para terminar de rizar el rizo intentamos llevar a un loft en la ciudad este «creativo» estilo que normalmente pone a trabajar a todos los miembros de la casa.
Vigas vistas, pintadas de blanco, alfombra de algas, fundas de loneta en butacas, espejos antiguos y cuadros apoyados sobre los muebles como si de un bodegón se tratase crean este «rústico contemporáneo» que cada día tiene más adeptos.
En los tiempos que corren, recuperar muebles y piezas antiguas y darles una nueva vida parece muy razonable para lograr una pequeña «gota» de sostenibilidad en este planeta de todos.
Sólo un apunte final: ni lo intentéis en una casa o apartamento de nueva construcción dentro de una cuidad. La tarima y puertas de roble y el color salmón tan extendido en el mal gusto de los promotores inmobiliarios no se llevan nada bien con este estilo.
No es su estilo. Ya os propondré otros.
Ya sabéis andaré por aquí si necesitáis algo.
Hasta el prox-post
javier lazareno.